La calle Céspedes y González está situada hacia el Sur de la ciudad de Iquique, naciendo frente a las playas de Cavancha para internarse hacia el Este casi hasta los barrios del borde oriente de la metrópolis, aunque por muchos años, hace cerca de un siglo o más, llegaba sólo a la proximidad del sector que ahora llamamos avenida Héroes de la Concepción, por entonces en el límite urbano. Surgida en tiempos de urbanización posteriores a la Guerra del Pacífico y ya en dominio chileno, esta arteria era llamada originalmente como Calle de la Unión, y después calle Unión a secas. Nace con la prolongación de las urbanizaciones avanzando hacia el Sur de la ciudad y que quedan en el circuito cubierto por el tranvía que iba y volvía a la Península de Cavancha. Tengo distintos y contradictorios datos sobre la referencia que le dio este título a la calle, sin embargo, sin haber podido precisar hasta ahora cuál es el exacto: desde la marca de un edificio religioso que se encontraba casi en la entrada de la misma por el poniente, donde está ahora el Don Bosco, hasta la explicación de que el nombre aludía a la unión de los rieles del ferrocarril urbano, que tenía lugar cerca de allí y a una cuadra más al Sur, donde estaban también las instalaciones de la estación de tranvías. Dejaré para el futuro algún artículo para precisar cuál es la razón concreta de esta denominación y sus alcances, entre otros el del nombre del célebre Club Unión, así llamado -según algunos- porque fue fundado por vecinos de esta misma calle. El por qué tiene ahora el nombre de Céspedes y González es parte de su historia durante el siglo XX y el recuerdo de un trágico pero heroico acontecimiento ocurrido en en la misma calle el año de la firma entre Chile y Perú del tratado que puso definitivo final a las cuestiones pendientes desde la Guerra del ’79. Un hecho que involucra a la memoria histórica de la Compañía de Bomberos de Iquique N° 12 y que, de paso, explica también la siguiente estrofa en la letra de su himno institucional: «En la gesta de calle Unión / dos gaviotas volaron al Sol».
EL INCENDIO DE CALLE UNIÓN
El viernes 5 de julio de 1929, había transcurrido sólo un mes desde de los celebrados acuerdos de Chile y Perú que resolvieron la larga cuestión de Tacna-Arica y devolvieron la paz ambiental a Tarapacá. Sin embargo, aquella mañana comenzó muy agitada y sufrida para los bomberos de Iquique, cuando a las 10:10 horas sonó la campana del vigilante, al divisarse una columna de humo que se elevaba por el Sur de la ciudad, hacia donde partieron los voluntarios de varias compañías. Al llegar las primeras compañías, la Victoria Nº 11 y la Iquique Nº 12, se constató en que el incendio se encontraba en calle Unión, en una cuadra entre las calles Vivar y Barros Arana, abarcando unas 7 casas que quedaron reducidas a cenizas y amenazando con alcanzar varias otras. El señalado sector era de muchas residencias, más bien popular, aunque la factura de las viviendas era de madera y otros materiales ligeros como gran parte de los barrios iquiqueños, lo que facilitó el avance de las llamas provocadas por un anafre de parafina volcado accidentalmente en uno de esos hogares y que ahora avanzaban hacia el sector oriente de la misma cuadra, exigiendo enormes esfuerzos de los voluntarios para combatir el siniestro. Aunque también llegaron al lugar muchos voluntarios de la Compañía Germania Nº 2, Dalmacia Nº 5, Sargento Aldea Nº 6, Zapadores Nº 8 y Arturo Prat Nº 9, entre otras, la situación de combate de las llamas se vio gravemente afectada por la falta de agua, la que apenas alcanzaba para dar algo de presión a las mangueras. Desesperados, los bomberos comenzaron a derribar tabiques y muros de las casas para tratar de evitar el avance del fuego, lo que parece haber debilitado algunos murallones que se mantenían en pie, creando así las condiciones para una tragedia que costaría la vida a dos mártires de la institución.

LOS BOMBEROS CÉSPEDES Y GONZÁLEZ
Fermín Oscar Céspedes y Manuel González Véliz, ambos voluntarios de la Compañía Iquique Nº 12, se encontraban allí luchando heroicamente contra el fuego, con su carro-bomba Merryweather fabricado en Londres, lidiando también con la falta de abastecimiento de agua. Céspedes había nacido en 1896 e ingresado a la unidad el 11 de noviembre de 1917, a los 21 años, figurando como miembro fundador y también fabricante de los primeros uniformes, pues era sastre de profesión, recibiendo un premio a sus 10 años de voluntariado en la Compañía el año 1927. González, en tanto, había nacido en 1911 e ingresado a la compañía en 1927 con sólo 16 años de edad, siendo un humilde lustrabotas muy conocido entre los ciudadanos por ejercer este modesto pero popular oficio en las calles iquiqueñas. Un grupo de varios bomberos de distintas unidades hacía lo propio de ese lado de la cuadra de calle Unión, inconscientes de que una gran estructura junto a ellos se estaba debilitando y caería de un momento a otro. Así sucedió, cerca de las 11:00 horas, que el pesado y sólido muro ardiente se desplomó aplastando a todos los hombres que se encontraban a su sombra en esta fatigante tarea, causando dolorosas lesiones y siendo Céspedes y González los más graves. Inmediatamente, los demás compañeros de institución se arrojaron a la tarea de tener que sacar a sus camaradas de entre los escombros y las brasas ardientes, rescatándolos tras un arduo y extenuante esfuerzo. Los heridos fueron trasladados por el carro ambulancia de la Compañía Prat N° 9 hasta el Hospital de la Beneficencia. Según la nómina publicada por el sitio web de la Bomba 12 de Iquique, los demás heridos fueron Julián Lafuente y Jorge Díaz de la Compañía Germania Nº 2; Humberto Jorquera, y Vicente Gómez de la Compañía Dalmacia Nº 5; Juan González, de la Compañía Sargento Aldea Nº 6; José Rodríguez y Santiago Malebrán, de la Compañía Zapadores Nº 8; Manuel Fuentes de la Compañía Victoria Nº 11; y Manuel González Compañía y Fermín Céspedes de la Compañía Iquique Nº 12. Allí mismo en el hospital, son visitados por altas autoridades del Cuerpo de Bomberos. Céspedes y González, sin embargo, están en inminente peligro de muerte por la gravedad de su estado.

FALLECIMIENTO Y DESPEDIDA
Los heridos más graves de la N° 12 no pudieron recuperarse de sus graves lesiones. Según se anotó en el libro de la unidad, Oscar Céspedes falleció el sábado 6 de julio siguiente, a las 10:00 horas, producto de sus heridas y quemaduras. Tenía 33 años de edad. Manuel González lo seguirá a causa de la misma clase de lesiones. El querido y popular lustrabotas de Iquique tenía sólo 18 años al momento de abandonar este mundo, tras su terrible agonía. Hacia esas dolorosas horas, en la hoja de ingreso de Céspedes en el libro del cuartel, se anotó a mano el siguiente texto registrando lo que acababa de suceder y cómo la compañía asumía desde ese instante el peso de sus mártires: «Los primeros Mártires del Cuerpo General de Bomberos de Iquique, Fermín Oscar Céspedes y Manuel González Véliz, que rindieron sus vidas en el incendio de la Calle Unión, Mártires del Deber, qué honran a esta Cía. Falleció el 6 de Julio de 1929, a las 10 horas, en el hospital, dándose lectura a sus nombres, al pasarse lista a los actos que haga la Cía.» Este libro, abierto en la hoja recién trascrita, se encuentra en un pequeño museito propio para los mártires dentro de su cuartel de la N° 12, con otros objetos alusivos a su heroico sacrificio. Sin embargo, la información que revela confunde un poco al ser comparada con la reseña divulgada en la internet por la misma Bomba N° 12, donde se indica que Céspedes y González habrían fallecido el domingo 7 de julio a las 12:45 horas y el martes 9 de julio a las 13:55 horas, respectivamente. Los restos de ambos mártires institucionales fueron trasladados hasta la Comandancia General de Bomberos, donde se erigió una capilla ardiente para su velatorio y rendición de homenajes. La tragedia causó una profunda conmoción en toda la sociedad iquiqueña, y así la romería que trasladó sus cuerpos hasta el Mausoleo del Cuerpo de Bomberos de en el Cementerio General fue un masivo y conmovedor evento. Céspedes y González pasaron a ser, así, los primeros dos Mártires del Deber del Cuerpo de Bomberos de Iquique.
HOMENAJES Y CAMBIO DE NOMBRE DE LA CALLE
En recuerdo y conmemoración de ambos mártires, la institución colocó una placa esculpida como homenaje a sus dos camaradas caídos, frente a uno de los tramos de muros del mismo sector de residencias donde encontraron la muerte ambos bomberos y con la siguiente inscripción:
IQUIQUE 12 A LOS MÁRTIRES DEL DEBER O. CÉSPEDES – M. GONZÁLEZ V. FALLECIDOS TRÁGICAMENTE EN ESTE LUGAR EL 5 DE JULIO DE 1929
En los años sesenta, y tras desaparecer los viejos muros que quedaban en este lugar de la calle Unión a la altura del 700 (dicen que aún quedan casas de la época de la tragedia en la manzana, pero ya es difícil distinguir cuáles son), se hizo el actual conjunto conmemorativo: la municipalidad construyó una planta sólida y dos monolitos sobre ella, uno de los cuales, más bajo y actualmente de color verde, lleva encima la antigua placa original de mármol recién descrita. En su pedestal, lleva adosada otra placa más encilla donde se destaca: «COOPERACIÓN I. MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE. ALCALDE JORGE SORIA Q». El segundo monolito, un poco más alto y pintado de rojo, fue colocado por los propios voluntarios de la N° 12, inaugurándosela en un aniversario del incendio y con otra placa que lleva la siguiente inscripción:
LOS VOLUNTARIOS DE LA CÍA. DE BOMBEROS IQUIQUE N° 12 DEDICAN ESTE MONOLITO A SUS CAMARADAS CÉSPEDES Y GONZÁLEZ CAÍDOS EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER IQUIQUE 5 DE JULIO DE 1965
Finalmente, a principios de la década siguiente, tiene lugar la decisión de cambiar el nombre de la calle por uno alusivo a los apellidos de ambos mártires. La ley respectiva, N° 17.722, promulgada a solicitud de la Ilustre Municipalidad de Iquique y publicada en el «Diario Oficial» N° 28.364 del miércoles 28 de septiembre de 1972, decía lo siguiente: «Por cuanto el H. Congreso Nacional ha dado su aprobación al siguiente PROYECTO DE LEY: ARTÍCULO ÚNICO La calle Unión, de Iquique, se denominará ‘Mártires Céspedes y González’.» Cada año, en el aniversario del terrible incendio de la ex calle Unión y actual calle Céspedes y González por las vistas razones, los voluntarios de la Compañía Iquique N° 12 realizan un acto institucional en memoria de estos dos primeros mártires del Cuerpo de Bomberos de Iquique, rindiendo honores frente a estos monolitos que señalan el lugar donde se desató la desgracia. «En la gesta de calle Unión / dos gaviotas volaron al Sol / Soy bombero del Cuerpo de Iquique / orgulloso de mi vocación», les cantan sus camaradas de nuestros días.
